En el sector de la construcción, los conflictos legales con subcontratistas y proveedores pueden convertirse en auténticos quebraderos de cabeza para promotoras y constructoras. Más allá de los costes económicos y retrasos en la obra, un litigio puede dañar tu reputación y poner en riesgo la continuidad de tu empresa. ¿Cómo anticiparse y evitar estos problemas? La clave está en comprender bien los tipos de responsabilidad y aplicar una gestión preventiva y rigurosa.
¿Qué diferencia hay entre responsabilidad contractual y extracontractual?
Responsabilidad contractual
Se produce cuando una de las partes no cumple lo pactado en un contrato. Imagina que un proveedor entrega materiales fuera de plazo, o que un subcontratista no respeta las especificaciones técnicas acordadas. En estos casos, puedes reclamar una indemnización basada en lo firmado. La relación contractual es la base, y todo lo que no esté recogido en el contrato puede convertirse en un punto débil.
Responsabilidad extracontractual
Aquí hablamos de daños causados a terceros ajenos al contrato. Por ejemplo, si durante la ejecución de la obra cae un andamio y daña un coche aparcado en la calle, o si una excavación provoca filtraciones en la vivienda colindante. En estos supuestos, la responsabilidad puede derivarse de una actuación negligente, aunque cada vez es más frecuente la aplicación de criterios de responsabilidad objetiva en el sector de la construcción.
Principales causas de litigio en obras
¿Te has encontrado alguna vez con alguno de estos problemas?
- Incumplimientos de plazos o calidades.
- Pagos atrasados o impagos.
- Materiales defectuosos o mala ejecución.
- Contratos ambiguos, incompletos o incluso inexistentes.
- Falta de supervisión y seguimiento durante la ejecución de la obra.
Estos escenarios son más habituales de lo que parece y, aunque a veces parezcan inevitables, se pueden prevenir con una gestión adecuada.
Estrategias prácticas para prevenir conflictos
1. Contratos claros y detallados
El contrato es tu mejor escudo legal. No dejes nada a la interpretación: define con precisión el objeto del contrato, las calidades exigidas, los plazos de entrega y las penalizaciones por incumplimiento. Incorpora cláusulas de mediación y arbitraje para facilitar la resolución extrajudicial de conflictos. Regula las obligaciones y responsabilidades de cada parte de forma detallada y asegúrate de que ambas partes comprenden y aceptan todas las condiciones.
2. Due diligence antes de contratar
Antes de firmar con un subcontratista o proveedor, investiga su solvencia, experiencia y reputación. ¿Ha tenido litigios previos? ¿Cumple con la normativa vigente? Solicita referencias y verifica que esté al día en sus obligaciones fiscales y laborales. Un pequeño esfuerzo previo puede evitarte grandes problemas en el futuro.
3. Supervisión y control constante
No basta con firmar un buen contrato; es fundamental hacer un seguimiento riguroso de la ejecución de la obra. Programa reuniones periódicas, documenta los avances y registra cualquier incidencia. Utiliza actas, correos electrónicos y fotografías para dejar constancia de todo. Esta documentación será clave si surge un conflicto.
4. Comunicación abierta y proactiva
La mayoría de los problemas se agravan por falta de comunicación. Si detectas un problema o un cambio en el proyecto, informa de inmediato a todas las partes implicadas. Establece canales de comunicación claros y fomenta el trabajo en equipo. Una simple llamada a tiempo puede evitar un litigio costoso.
5. Cumplimiento normativo
Asegúrate de que todos los permisos y licencias están en regla y de que se cumplen las normativas de seguridad y salud laboral. Controla que tus subcontratistas y proveedores también cumplen con sus obligaciones legales. El incumplimiento normativo puede derivar en sanciones y responsabilidades solidarias.
Soluciones ante conflictos: prioriza la vía extrajudicial
Si a pesar de todo surge un problema, prioriza siempre las soluciones amistosas antes de acudir a los tribunales:
- Negociación directa: La vía más rápida y económica.
- Mediación: Un tercero imparcial puede ayudar a encontrar un acuerdo satisfactorio.
- Arbitraje: Más ágil y especializado que la justicia ordinaria.
Recuerda: una buena documentación será tu mejor aliada si el conflicto escala.
Caso real: el valor de anticiparse
Imagina que contratas a un proveedor de carpintería, pero en el contrato no defines los estándares de calidad. Tras la instalación, las puertas presentan defectos y el proveedor se desentiende. ¿El resultado? Un conflicto que podrías haber evitado con un contrato más detallado y controles técnicos previos.
Conclusión: la prevención, tu mejor inversión
Prevenir litigios no solo ahorra dinero y tiempo, sino que protege la reputación y la continuidad de tu empresa. Un enfoque preventivo, basado en contratos sólidos, controles constantes y comunicación efectiva, es la mejor garantía para centrarte en lo que realmente importa: hacer crecer tu negocio.
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